Según Naciones Unidas, en 2030 habrá 1.400 millones de personas mayores de 60 años en el mundo, un 56% más que actualmente. En España, pasaremos de tener un 18,7% de la población mayor de 65 años, a un 25,6%. El envejecimiento de la población y la falta de profesionales cualificados para el cuidado de mayores es una preocupación cada vez mayor. Entre las diferentes opciones, se plantea la incorporación de robots en la atención y cuidado de ancianos. ¿Nos cuidarán máquinas en el fututo?
La nueva revolución industrial está coincidiendo con un envejecimiento demográfico, haciéndose imprescindible una actuación frente a los cuidados a los mayores.
El gobierno japonés, país de la robótica por excelencia, se ha visto obligado por sus circunstancias, cuenta con la población más envejecida del planeta y dispone de una política de rechazo a la inmigración, a impulsar medidas que aumenten la aceptación de robots en el cuidado de mayores, de modo que en 2020, cuatro de cada cinco ancianos dispongan de autómatas para ayudarles en su día a día.
El Centro de Investigación Especializado en Robótica Adaptada para los Ancianos está trabajando con 98 fabricantes japoneses para aumentar la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores. Se están implantando dispositivos inteligentes para ayudarles en su día a día, como un andador que se adapta al terreno y a su inclinación para que el anciano camine mejor.
Este escenario futurista también ha empezado a plantearse en España ya que, junto a Japón, encabeza la lista de habitantes más longevos. Nuestro país cuenta hoy con un 20% de habitantes mayores de 65 años, de los cuales el 15% presenta algún tipo de dependencia. Es por ello que la Comisión Europea ha empezado a trabajar en esta alternativa del cuidado de las personas mayores y ha financiado diferentes proyectos de robótica para el cuidado de ancianos en el marco del programa Horizonte 2020 con 185 millones de euros.
El mercado global de robots destinados al cuidado y a la asistencia está conformado, en su totalidad, por fabricantes japoneses y, a día de hoy, es un sector a explotar, tan sólo ha tenido una facturación de 19,2 millones de dólares en 2016 según cifras de la Federación Internacional de Robótica. No obstante, se espera que ascienda hasta los 3.800 millones solamente en Japón en el año 2035, cuando un tercio de la población nipona tenga más de 65 años.
El elevado precio de la robótica ha frenado su expansión, no obstante el gobierno nipón tiene como objetivo estimular esta industria y está invertido 50 millones de dólares incorporando robots desde el Ministerio de Trabajo, en 5.000 instalaciones de todo el país, aunque no todas se dediquen al cuidado de la salud.
Otro obstáculo para implantación definitiva de robots como cuidadores de ancianos, es la dificultad de los mayores para habituarse a ser cuidados por máquinas en vez de por seres humanos; aunque este no es el objetivo ya que los autómatas se emplean más para aliviar de carga de trabajo a personal especializado en el cuidado de ancianos y dependientes.
La reflexión nos obliga a cuestionar si realmente queremos que nuestros mayores interactúen con máquinas en vez de con personas y si este hecho no agravará su aislamiento en vez de resolverlo.
Lo que parece que ya se está dado es, más que una sustitución del hombre por la máquina en el cuidado de las personas mayores, una sana convivencia en la que los autómatas son herramienta asistenciales al servicio de profesionales del cuidado de mayores.