Durante las vacaciones cambiamos nuestras rutinas, vamos a sitios nuevos y diferentes, estamos más relajados y podemos bajar la guardia.
No obstante, es en esta época cuando se incrementan los extravíos delos más pequeños. Los niños se despistan con facilidad en la playa y si el lugar no les resulta familiar, mucho más.
Las playas son el escenario de más común en la época estival, por eso, cada año, según datos de la Cruz Roja se pierden en verano más de 2.500 pequeños en las 3.463 playas registradas por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
La cifra de niños que se pierden se dispara a los 10.000 casos durante todos el año.
Aunque la mayoría de los extravíos se resuelve antes de 30 minutos, esos momentos suelen ser de gran angustia para todos.
Te proponemos una serie de consejos para poder evitarlo.
- Elige un sitio de referencia.
Es muy recomendable llevar una sombrilla llamativa y que sepa que es la nuestra, ponernos cerca de algún lugar que sirva de referente: un chiringuito, la ducha, la torre del socorrista. De esta forma si el pequeño se despista, le será mucho más fácil encontrarnos con referencias claras e inmóviles.
- Explicarle lo que puede ocurrir y cómo debe actuar.
Debemos exponerle la realidad y que sepa que puede perderse pero también explicarle qué debe hacer: no moverse del sitio de donde nos perdió de vista.
- Vístele con ropa llamativa
Elige colores llamativos para el bañador, el flotador, los manguitos… de esta forma destacará entre la multitud y te será más fácil verle.
- Extremar la vigilancia.
No significa tener al niño constantemente a nuestro lado, sino darle un margen de maniobra suficiente y no despistarnos nosotros. Lo recomendable es que podamos verle en todo momento.
- Tener sus datos.
Debe aprender a decir alto y claro su nombre y apellidos. Podéis ensayar con canciones y juegos. También es recomendable que lleve etiquetas en la ropa, pulseras o colgantes con identificaciones, con el nombre y teléfono de los padres.
- Tranquilizarle.
Es muy importante que el niño sea consciente de que si se pierde, lo buscaremos donde sea necesario hasta encontrarlo; que se sienta seguro.
Qué hacer si se ha perdido
Lo primero es guardar la calma e ir al puesto de vigilancia más cercano para informar al socorrista.
El protocolo que se sigue es, primeramente, recopilar la mayor cantidad de información posible del menor, en segundo lugar se utiliza la megafonía de la playa para avisar del extravío y, si en una hora el niño no ha aparecido, se avisa al 112.
- Permanecer en el sitio
Una persona debe quedarse en el sitio de la playa por si el niño regresa.
- Seguir el oleaje
Es muy frecuente que si el pequeño se encontraba jugando en la orilla, el movimiento del agua le haya desplazado lateralmente; por eso, debemos seguir el oleaje.
- Buscar en la dirección contraria al viento
Los niños tienden a buscar la brisa en su cara de forma instintiva, de modo que debemos buscar en la dirección contraria al viento.
Técnicas para evitar los extravíos
Hay todo tipo de artefactos desde los más conocidos y básicos a la tecnología más avanzada:
Chapas colgantes
Otra posibilidad, también muy extendida es optar por chapas colgantes diseñadas en acero inoxidable de modo que los datos no pueden borrarse nunca. Suelen tener una cobertura de plástico para evitar bordes peligrosos y cadena metálica que se rompe si se tira con fuerza para evitar riesgos.
Tatuajes temporales
Este método suele utilizarse en bebés ya que es menos molesto para ellos que una pulsera o un colgante. Además los tatuajes temporales, que duran varios días, pueden contener más información como intolerancias o alergias.
Pulseras de silicona
Existen en el mercado multitud de modelos de pulseras de plástico, silicona o vinilo que contienen los datos de contacto de los padres para que en caso de extravío se les pueda localizar fácilmente.
Pulseras con código QR
La última novedad tecnológica al respecto son las pulseras que llevan incorporadas un código QR que funciona de forma similar a un código de barras. El código ofrece también los datos de los padres para contactar con ellos.
Pulseras, cinturones y cordones con alarma
El pequeño lleva una pulsera y los adultos un receptor. Se establece una distancia máxima que se pueda alejar (diez, veinte metros) y se aleja más, el receptor activa una alarma.
La pulsera suele ir cerrada con una pequeña llave para evitar que el niño se la quite.
Este mismo sistema lo encontramos en la versión cinturón o cordones que se coloca a los niños.
En este caso, los papás llevan un llavero que les avisa si el niño se aleja más de lo establecido.
Geolocalizadores
Hay dispositivos más sofisticados, como los sistemas localizadores por GPS que constan de dos productos:
- Un reloj que emite señal
- Un receptor que permite conocer en tiempo real la ubicación del niño.
Incluso hay dispositivos GPS resistentes al agua y a los golpes. Y que disponen de un botón que si se presiona durante más de cinco segundos seguidos se activa una alarma en el receptor.
Algunos modelos se conectan a internet a través de una tarjeta SIM.
Hay aplicaciones que se descargan además en el móvil y se puede hacer el seguimiento en tiempo real.