El cambio de estación nos afecta a todos y en mayor medida a los niños. Están intranquilos, con un humor diferente y con los sentimientos a flor de piel. Y nunca mejor dicho. Es lo que conocemos como síndrome de astenia primaveral. Si estás identificando los síntomas, te damos algunos consejos de cómo superarlo.
Con la llegada de la primavera los días son más largos, hace mejor tiempo y se realiza más actividad física, todo ello conlleva un aumento de nuestro cansancio. Si a la mezcla añadimos ciertos cambios en nuestro biorritmo que provocan irritabilidad, apatía y desgana, el diagnóstico es el síndrome de astenia primaveral.
Aunque el origen del síndrome de astenia primaveral no está tipificado, según Óscar Espinoza, pediatra de Atención Primaria del Centro de Salud de Ciempozuelos, en Madrid, la causa de la astenia primaveral son las hormonas “…en concreto hay una disminución de la betaendorfina, que es la que produce bienestar en el organismo”, aclara.
El síndrome de astenia primaveral es un trastorno pasajero que dura alrededor de dos semanas, el tiempo que tarda el organismo a adaptarse y a adultos y a niños, a nadie afecta por igual, incluso en muchos casos los síntomas no son demasiado acusados.
No obstante, se debe prestar atención a los siguientes síntomas y consultar con el pediatra en caso de cualquier duda:
- Cansancio: el niño se muestra soñoliento y bosteza constantemente
- Tristeza, decaimiento o mal humor de forma inusual
- Pérdida de apetito
- Dificultad para conciliar el sueño
Aunque se trata de una serie de síntomas leves para la vida diaria, los más pequeños lo pueden acusar más en su rendimiento escolar. Por eso es aconsejable tener en cuenta algunas medidas que podemos poner en marcha para minimizarlos y así «torear2 mejor el síndrome de astenia primaveral:
- Cuidando la alimentación. Para que los peques recuperen su energía y vitalidad, la alimentación es fundamental; debemos hacer especial hincapié en que tomen frutas, cereales, hidratos de carbono y lácteos. Debemos incluir en su dieta:
- Arroz ya que se trata de un alimento rico en hidratos de carbono que ayuda a liberar energía.
- Carne, seleccionando aquellas que tienen poca grasa como el pollo, la ternera y el pavo, ya que son ricas en vitamina B12 que combate el cansancio.
- Chocolate: además de golosina es un aliado contra la apatía y la depresión. Aunque no hay que abusar y debemos elegirlo puro, el chocolate puede estar en la dieta de los niños sin abusar como fuente de minerales y vitaminas.
- Frutos secos: Se trata de un alimento muy completo ya que aporta grasas saldables, hidratos de carbono, fibra y proteínas. Hay que tener precaución por posible atragantamiento y evitarlo en menores de dos años.
- Quinoa es un pseudocereal que contiene hidratos de carbono, aminoácidos esenciales, proteínas, hierro, calcio y fósforo, y en vitaminas. Está considerado como un superalimento y va liberando energía a medida que nuestro cuerpo la va necesitando.
- Verdura, sobre todo la de hoja verde, es rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y posee mucha fibra. La verdura elimina el decaimiento y el cansancio.
- Fruta, sobre todo el plátano que tiene mucho potasio y nos activa al momento además que cuida de nuestros músculos evitando las lesiones y los calambres.
- Practicando ejercicio. Realizar actividad física y más al aire libre de forma cotidiana es un buen remedio.
- Descansando lo suficiente. En primavera hay más horas de luz y podemos descuidar el sueño de los pequeños. Es aconsejable continuar con la rutina e intentar que duerman las horas necesarias.
La astenia es difícil de detectar ya que no presenta síntomas graves, no se puede medir ni se cura con medicación. No obstante, puede ser una temporada difícil para los más pequeños. Si seguimos estas medidas es muy probable que el síndrome de astenia primaveral sea muy leve y puedan enfrentarse a la primavera con ánimo y alegría.