Durante la época estival, las principales actividades se realizan y disfrutan al aire libre: acampadas, paseos, playa, piscina, ríos, etc. Los peligros del agua, las altas temperaturas y los rayos ultravioletas deben tenerse en cuenta y por ello, extremar algunos hábitos en el cuidado de los niños.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria ha dividido en tres grupos las principales precauciones que debemos tener en cuenta durante el verano y las actividades que desarrollamos al aire libre con nuestros niños:
Cuida los niños evitando las insolaciones y los golpes de calor
La exposición prolongada y directa al sol provoca las insolaciones, ya que la sangre circula hacia a piel y disminuye la afluencia al cerebro.
Los síntomas de la insolación son mareos, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, taquicardias…
Los síntomas del golpe de calor son más extremos e incluso se puede llegar a alcanzar una temperatura corporal superior a los 42 ºC y con ello un fallo multiorgánico. Los golpes de calor se producen por una exposición extrema de calor donde el cuerpo es incapaz de autorregularse.
Ante estas posibilidades, debemos procurar proteger tanto a los mayores como a los niños ya que son los más vulnerables.
La forma de cuidar de nuestros niños es evitarlo: no exponerse al sol durante las horas centrales del día que son las de más calor, hidratarse abundantemente tanto bebiendo agua, zumos y caldos de forma regular como comiendo frutas y verduras.
Los niños deben utilizar ropa de algodón, transpirable y fresca, así como colores claros. Llevar siempre la cabeza protegida del sol con gorra o sombrero y permanecer en lugares frescos y ventilados, donde corra aire, utilizando abanicos, ventiladores, etc.
Parte de este cuidado de niños incluye refrescarse con duchas y baños varias veces al día si es necesario o utilizar toallitas húmedas, en su defecto.
Los niños nunca se deben permanecer en el interior de un vehículo cerrado y parado. Y antes de entrar, hay que abrir bien puertas y ventanillas para que se ventile y baje la temperatura.
Evitar ahogamientos de nuestros niños
Los ahogamientos suponen el 8% de las causas de mortalidad infantil, pero si extremamos las precauciones podremos reducir esa cifra.
Es recomendable que los niños aprendan a nadar a edades tempranas, así como vigilar activamente siempre a los niños a nuestro cuidado. No debemos confiarnos y además de acompañar, hay que estar atentos.
Proteger la piel delicada de nuestros niños
Según la Asociación, el uso de un fotoprotector adaptado a cada foto-tipo de piel durante los primeros años de vida, puede reducir hasta un 78% el riesgo de padecer cáncer de piel de adultos.
Antes de salir a la exposición solar tenga cuidado que los niños utilicen foto-protector y repitan las aplicaciones según la actividad.
Además, después del baño es importante secar bien la piel de nuestros niños ya que el agua en la piel intensifica la acción de los rayos solares.
Cuidar los ojos de los niños
Tan importante es el cuidado de su piel, como de los ojos de nuestros niños. Por eso es muy recomendable utilizar gafas de sol homologadas por la Comunidad Europea (CE) para protegerlos de los efectos nocivos de la radiación solar.
La Norma Europea sobre gafas de sol establece una clasificación de los filtros solares en 5 categorías (de 0 a 4), siendo las categorías 3 y 4 las más adecuadas para cuidar los ojos de los niños, ya que son convenientes para zonas de playa, alta montaña y esquí.
Además, las gafas de sol no solo protegen sus ojos del sol sino de otros objetos, arena, contaminación e insectos.
Incluso las gafas de bucear pueden llevar filtros de protección ya que la luz solar atraviesa el agua y puede dañar sus ojos.
Esta serie de recomendaciones para el cuidado de niños deben ir acompañadas además de acciones de prevención y educación que permitan realizarlas de forma natural y continuada.