El secreto de la inmortalidad parece, no estar en la Fuente de la Eterna Juventud, sino más bien, en cada uno de nosotros.
El ikigai es la motivación vital por la que miles de ancianos japoneses son los más longevos del mundo y también los más felices, es una forma de encarar la vida que puede prolongarla hasta sobrepasar los cien años. ¿Conoces tu ikigai?
La llave mágica de la longevidad se llama ikigai y parte de la investigación llevada a cabo, hace ahora diez años, por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tohoku en la isla de Okinawa. Los investigadores publicaron lo que se conoce como el “estudio Ohsaki” donde exponen que los hombres y las mujeres con ikigai vivían más y mejor, con menos riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y otras causas externas.
La palabra ikigai proviene de dos vocablos japoneses, ikiru que significa vivir y kai que hace referencia a la materialización de lo que uno espera. De modo que puede traducirse como “razón de ser”, “motivación vital”. Todos tenemos nuestro ikigai pero no todos lo hemos encontrado ya que es el resultado de una búsqueda interna en la que descubrimos lo que hacemos bien y nos apasiona; aquello que nos da fuerzas para levantarnos cada mañana.
No se trata de la búsqueda de la felicidad. De hecho, los japoneses se encuentran en el puesto 51 de los países más felices del mundo. Aquellos que buscan la felicidad tienen un mayor riesgo de obsesionarse y frustrarse al no encontrarla y por tanto, de ser infelices.
El ikigai es encontrar aquello en lo que somos realmente buenos, nos reporta placer al realizarlo y puede aportar algo a los demás. Es encontrar nuestro lugar en el mundo y sentirse satisfecho. Llegados a este punto, se encuentra la felicidad.
Cuando la persona descubre su pasión, se divierte con su trabajo y se siente útil con la sociedad le genera una sensación de empoderamiento que elimina el estrés y le hace fuerte ante las adversidades.
No se trata de un sentimiento efímero, sino que nos acompaña a lo largo de la vida y hace que ante la adversidad podamos seguir encontrándonos felices porque se trata de un sentimiento más profundo.
¿Cómo encontrar nuestro Ikigai?:
¿Qué te hace sentirte a gusto?
Puede que te guste el trato con la gente o seas más solitario. Que te guste relacionarte con mayores o cuidar a niños.
Tienes que pensar aquello por lo que crees que has nacido para ello.
¿Qué actividades te apasionan?
Debes pensar en aquello que hace que pierdas la noción del tiempo porque estás concentrado y disfrutas haciéndolo.
¿Qué te resulta hacer fácilmente?
Cada uno tenemos una habilidad diferentes, se trata de encontrar la tuya aunque te parezca intrascendente. Todas las habilidades pueden encauzarse para que sean útiles y te reporten satisfacción.
¿Qué te gustaba hacer cuando eras niño?
Cuando somos niños tenemos dones naturales pero a medida que maduramos dejamos de lado lo que realmente nos da satisfacción por el sentido del deber y la obligación. Se trata de dar de nuevo voz a nuestros talentos, silenciados en la edad adulta.
Tenemos que tener en cuenta que el ikigai no siempre es una revolución interior que nos hace cambiar de vida. Puede ser también un encuentro sosegado con aquello que nos hace sentir plenos. De hecho, lo más difícil no es encontrar el ikigai sino mantenerlo a los largo de las diferentes circunstancias de la vida.
El secreto radica en conectar consigo mismo, encontrar lo que realmente nos apasiona y llevarlo a la práctica aportándole felicidad a los demás. Espero que te haya gustado esta aportación de nuestras cuidadoras de personas mayores.